jueves, 19 de marzo de 2015

Bakumatsu Demonobatae: Aunaris

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Bajo el casi cielo de un ocaso, aquel de interminables nubes y pálidos contrastes, nacía otro conocido horizonte de penumbras. Tal era la sensación, cuan prolífica y a la vez simple, que sobre ella se escribieron miles de historias. Algunas tan bellas como un colorido reflejo del viento y otras más trágicas y siniestras, como la sombra de un viejo nogal apestado de cuervos.

Pero, aunque el misticismo apremiara la inspiración de los curiosos extranjeros y poetas rebuscados de palabras, conforme pasaban las horas allí podía sentirse un cambio. Similar al que sufrían las estaciones en el año, pasando de un caluroso verano a un gélido invierno, en tan solo un par de minutos luego de la puesta de sol, viéndose extraños objetos circular el área.

Algunos eruditos catalogaron al fenómeno de ‘’capricho natural’’, otros en cambio prefirieron guardar su sentencia hasta tener la respuesta y mientras tanto, mantener un cierto hermetismo sobre el hecho. Esta situación, sumada a la poca mención en los medios de comunicación especializados, logró que se justificaran miles de teorías conspirativas.

Era de entender, al punto de volverse una obligación, que el gobierno de aquel país tomase las riendas de la investigación. En un principio decidieron crear su propio personal y capacitarlo en el extranjero, gastando millonadas de dinero e invirtiendo sobre la duda. Pero luego, cuando aquel Grupo Alpha desapareció sin dejar rastros y más adelante hallaron sus cuerpos fosilizados, la situación adquirió importancia global.

Y no fue hasta el mes siguiente a la tragedia, cuando se abrió un telón con sabor a justicia. Bajo la premisa de sesión extraordinaria, los representantes de las Naciones Unidas llegaron a un común acuerdo, que garantizaba paz y esclarecimiento. Siendo George Stalion, quien se parase frente a la multitud y evocara aquel recordado discurso.

‘’Las potencias mundiales son el pilar de la sociedad, la cuna de nuevas naciones y la esperanza de aquellos imperios que dejaron de existir. Son el motor con el que la Tierra aún sigue girando, el principal recurso en la ofensiva y el mayor refugio que podrán tener a la defensiva. Pero para ello también deben tener diplomacia, caridad y un objetivo en común; el sinsentido lleva a la extinción y la estupidez debe asumirse con el peor castigo. Por eso, apelando al bienestar de todos y de cada uno de ustedes, hemos decidido crear Aunaris, un departamento de seguridad mundial…’’

Pocos días después del anuncio, un centenar de soldados llegaron al área y mediante el uso de fuerzas armadas, entre ellas equipamiento de fisión termonuclear, exiliaron a todos los pobladores. Acto seguido, se estableció un perímetro de peligrosidad y ley marcial para quienes no acataran estas órdenes. Luego, en un acto televisado, el general Marcus H. Ivniatov asumió el cargo de MP (Máximo Protector) por un periodo de 3 años y sin goce de reelección.

Pasadas las 12:00 horas, se emitió un mapa logístico e interactivo, donde podían observarse dos zonas bien delimitadas. Z-A (Zona Alpha, o Zona A) que llevaba el color rojo y un símbolo de tres puntos atravesados por una línea diagonal, correspondía al terreno circular de 12 kilómetros, ubicado entre la ruta IT178 y B241. Z-B (Zona Beta, o Zona B), de tonalidad amarilla y graficada con un punto medio y dos rayas horizontales externas al centro; extendían el perímetro por otros 27 kilómetros.

En ese instante, cuando acabaron los aplausos y las cámaras dejaron de filmar, los camiones blindados comenzaron a emitir un haz de luz violeta, muy similares al que se logra inyectando fotones con carga neutra a un pedazo de cuarzo electrificado. Y un segundo después, todas las luces del lugar se apagaron.

De aquel vacío generado por la compresión espacial, en estado Hessel controlado, los electrones libres aceleraron su acoplamiento, tornándose en una estructura cuatridimensional y formando, casi desde la nada, aviones y tanques jamás mostrados en público.

Con este paso, se daba inicio a la Operación Éxodo (Opex), una guerra sin precedentes entre la humanidad y lo desconocido; entre la evolución y la extinción.

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