domingo, 13 de noviembre de 2011

¿Capitalismo amoroso?

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Mercado de divisas: un inoportuno seño de infidelidades al portador, que se acrecienta de valores incólumes y se contrarresta con ecuaciones validas de una sinagoga oportunista.


Tal definición puede ser sustituida, en su gran mayoría, por cálculos obsoletos y dispares que nada tienen que ver con lo cotidiano. Claro, eso sin contar el costo beneficio, que acciona el motor impositivo, propio de una aledaña monetización y mitigación hacia corrientes extranjeras.


Pero partamos de un punto, si todo este eje de coordenadas direccionadas al capital reaccionaran opuestamente a la globalización, se podría decir que la ventaja impositiva seria significativamente mayor, en el caso de países subdesarrollados, lo que llevaría a la quiebra de las corporaciones multinacionales.

Es imposible, desde el punto de vista práctico, implementar los teoremas propios de la diversificación, que lograrían el despegue de las economías regionales, por la inconsistente tajada de rostro que representan las políticas actuales. Tan firmes en el hecho de superar sus índices en el control de las masas, que su papel, en el plano mundial es tan absurdo como estresante.

Todo este ´´infortunio’’ nos lleva al punto donde hoy nos encontramos. Siendo auspiciados por un impuesto llamado deuda y formando parte de una ganancia inexistente, ya que en el flujo incoherencias,  la razón es la desdicha de nuestra perdida intencional y desmedida de la cuantía financiera, o mejor dicho un desprestigio en la mano de obra del tercer mundo.

Y por más vueltas que uno intente darle al asunto, la utopía de la libertad se ve forzada a la exportación de bienes e importación de servicios, siendo el segundo el destructor de la plusvalía nacional, la inflación de precios al consumidor, la devaluación en la calidad de vida y otras tantas cosas que generan pánico a este mercado.


Cuando el equilibrio decide usar la balanza y se da cuenta de que está con sobrepeso.

Llegando a este punto, es difícil imaginar cuanto terror puede ser procreado por un simple papel, que en sus orígenes era real y ahora discrepa por fantasioso. Pecando a sobremanera de su instancia racional como denominador sustancial ante las operaciones bursátiles, donde se supera la capacidad de ingresos y se controla la fuga de metálico, que implican venta y no solvencia ante la deuda pública que lo creó.

Aunque en el fondo se espera un sistema funcional, en el cual la apuesta signifique seguridad, les garantizo que su decadencia es notoria, avistándose a simple vista una caída definitiva en corto plazo. No se puede discrepar que lo han intentado hasta el hartazgo, pero las cuentas pierden sentido y reaccionan ante el dinero que no existe, y jamás existió.

No hay previsión en el plano económico ni interacción en materia global, lo que se asemeja a la calma antes del huracán, por lo que hay que ser cuidadoso con las inversiones y prudente con los ahorros. Cualquier movimiento en falso está condicionado al fracaso.

Sin embargo este letargo solo puede significar una cosa, que la globalización es solo un paso intermedio, de algo que está por venir.


Por lo pronto, hay solvencia en la esperanza y una crisis en los sueños, como digo cada noche antes de irme a dormir...

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